lunes, 21 de diciembre de 2009

Un poema invernal de Stefan George


Molino, detén los brazos,
el campo ha de reposar.
Aguarda el estanque brisas.
Cúidanlo lanzas brillantes.
Los arbolillos se hielan
como la retama blanca.

Blancos niños se deslizan
sobre los hielos del lago.
Tras la bendición regresan
al hogar sumido en rezos,
al viejo dios de la ciencia,
al viejo dios ansiado.

¿Vino un soplo por la tierra?
Apenas brillan las lámparas.
¿No fue como si llamase?
¿Recibieron a sus novias
negros, profundos gnomos?
¡Campana, toca! ¡Campana!
.
.
(del libro Peregrinajes -Pilgerfahrten (1891)-,
colección Adonáis, ediciones Rialp, 1954)

(Cazadores en la nieve, de Brueghel el Viejo)

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