miércoles, 18 de mayo de 2011

Leedlo. Celebradlo.


Un día me esperaba a mí mismo es la segunda novela del poeta zaragozano Miguel Ángel Ortiz Albero. Este libro es el primero publicado por una nueva y prometedora editorial, Jekyll & Jill.


Si en su anterior y primera novela (La herida es el comienzo, de la editorial Comuniter), Miguel Ángel Ortiz Albero seguía el hilo de Ariadna de las imágenes, de las miradas de los otros (por medio de la pintura, principalmente), ahora sigue el hilo de otra voz, la de Guillaume Apollinaire, para adentrarse con palabras y miradas azul horizonte en la espesura de un laberinto impresionista de hechos reales, históricos, soñados o deseados. Es en la Gran Guerra, es en los dédalos excavados de las trincheras donde un poeta sostiene su deseo de supervivencia, sus miradas que todo lo abarcan y sus palabras que lo registran, gracias al recuerdo de un amor recién inaugurado y recién interrumpido.
Tres voces se confunden y mezclan en una misma entonación y una misma corriente sonora, único manantial de conciencia que se despliega a lo largo de las páginas de este romanzo poema: Guillaume, Berthier y Madeleine. La única voz antagonista (en el sentido clásico del término), que se alza con identidad exenta frente a la voz una y trina ya mencionada, es la de la señora Bragelogne, figura alegórica y naturalista a un tiempo.
A partir de estos pocos elementos se despliega esta "sinfonía de cámara" que colma el teatro del frente.
No es el boche el enemigo, sino la guerra en sí. En realidad, con ese mismo espíritu de Guillaume, en parte inconsciente y en parte soñador, afrontaron muchos franceses cultos aquella “Primera” Guerra Mundial que debía acabar con todas las guerras. Pero no hay que llevarse a engaño: no es ésta una novela bélica, sino una novela sobre el amor como inspiración literaria y velo multicolor que tiñe celestialmente la aspereza del mundo, el gris de los conflictos históricos y su mecánica.
Algo hay que señalar todavía respecto a la entonación del libro y su tejido. La voz sostenida deja sitio a pasajes-pausa, en letra cursiva y numerados, donde se describen objetos y fetiches alusivos a los acontecimientos narrados. Pruebas. Ready made hecho texto. Aquí, es el Ortiz Albero artista plástico, creador de collages, el que incrusta y monta imágenes como cristalizaciones, donde se materializa la inaprehensible maravilla de lo vivido y lo deseado.
Y más allá y más acá de esos promontorios coralinos, la prosa de Miguel Ángel, equilibrada y densa, rellena los contornos de la trama como un líquido suntuoso y aromático.
El lector no precisa conocer previamente a Apollinaire, su obra o su tiempo. El texto ofrece toda la información necesaria, barriendo las excusas y las distancias. Allí, quien conozca la poesía de Apollinaire encontrará imágenes familiares, recorrerá parajes novísimos que resultan ser, sin embargo, paráfrasis creativas del autor zaragozano, virtuosas variaciones musicales sobre temas dados o consumadas punterías en el arte de la cita y la incrustación. Pueden ser fogonazos, niñas que saltan a la comba, bellos seres invisibles fundidos con el horizonte, o un único abedul crepuscular. Quien no haya leído al poeta francés (uno de esos autores que todos conocen de nombre y pocos leen) lo hará tal vez ahora; o acaso el libro que reposaba en su estantería desde hace demasiado tiempo, se desenvaine él solo de su nicho como hicieron alguna vez los muertos para entrevistarse con los vivos e intercambiar con ellos promesas y citas.
¿Cómo dar las gracias a un libro que nos conduce hacia otros libros? :

“Seremos jefes de una orquesta inmensa y tendremos a nuestra disposición el mundo entero, Berthier.”

(pp.118-119)


Abordad los recién fletados blogs de Miguel Ángel: http://ortizalbero.blogspot.com/



y de la editorial Jekyll & Jill: http://jekyllandjill.blogspot.com/

sábado, 14 de mayo de 2011

Héroes



" Je reviendrai, avec des membres de fer, la peau sombre, l'oeil furieux: sur mon masque, on me jugera d'une race forte. J'aurai de l'or: je serai oisif et brutal. "


(A. R. , Une saison en enfer)